Desde que existe la publicidad, existe la reproducción de estereotipos de la mujer y su rol en la sociedad. 
 

Algunos de ellos son:

 

La cuidadora.

Mujeres que limpian, ordenan, cocinan o cumplen tareas de cuidado. Este estereotipo reproduce la idea de que somos siempre las mujeres las encargadas de las tareas domésticas, dejando de lado la idea de la responsabilidad compartida, obviando la posibilidad de un varón ocupándose de ellas.
 


 

La madre maravilla.

Mujeres que solo nacieron para maternar y ser buenas madres, buenas esposas y buenas amas de casa. Este estereotipo encierra la idea de que por ser mujer estamos obligadas a maternar.
 


 

La cosa.

Mujeres que son solo objeto de deseo de los varones. Colas, tetas, bocas. Este tipo de representación tiene nombre: cosificación. 
 


 

La muda, sensible o tonta. 

Mujeres que no saben, no dicen, no piensan, solo sienten y son muy vulnerables. Se basa en la idea de que la mujer no está a la altura del varón dejándola en un lugar de sumisión por su condición de género: ser mujer. 
 


 

¿Hace falta decir que las mujeres también somos personas? Estos ejemplos hablan de violencia simbólica, moneda corriente en la industria de la comunicación y la publicidad, de la que somos parte. 

Podemos transformar la industria de la comunicación si damos mensajes que dejen de encerrar violencias.